Confirmado
el estreno de “EL HIJO DE SAÚL”, en Life Cinemas Alfabeta.
Conseguir
seis de los premios más prestigiosos del cine, incluyendo los galardones del
jurado y la crítica de Cannes y el Globo de Oro, con la película de debut es
algo extraordinario. Eso es lo que ha obtenido László Nemes, que se convirtió
en favorito para ganar el Oscar a mejor film extranjero. Pero además del arrase
de reconocimientos, el director húngaro construyó su obra sobre uno de los
temas más trillados por la literatura y el cine: el del Holocausto. Por eso,
para poder mostrar un poderoso relato creativo debía colocar su mirada sobre un
punto que esa misma literatura y cine no suelen visitar, como ocurre con los
integrantes de los Sonderkommando, los grupos de presos que colaboraron en los
campos de exterminio para que el nazismo consiguiera su propósito de liberarse
de quienes mostraba como sus principales enemigos y causantes de los males que
habían hundido a Europa central en una crisis económica, social y política.
Antes
de realizar su primer largometraje, László Nemes (nacido en 1977) había sido
asistente de dirección de Béla Tarr, una figura sobresaliente en el cine
húngaro, y había estrenado tres cortos, incluyendo "With a Little
Patience" que fuera presentado en el festival de Venecia.
Cuando
empieza a trabajar en el guion de "El hijo de Saúl" tenía presente su
visión crítica a cómo el cine se había acercado al tema del exterminio de
judíos durante la II Guerra Mundial. "Poniéndose de parte de los
sentimientos, se obtiene exactamente el contrario de lo que debería ser",
aclara Nemes. "Estas películas intentan impresionar, sus acercamientos son
previsibles, salen en todas direcciones, muestran esto y aquello, y no
olvidemos este niño diabólico... Quieren crear a cualquier precio un mundo muy
oscuro. Quería extraernos de todo eso y llevar todo al presente. Por ejemplo,
"La lista de Schindler" es una película muy buena, con mucho talento,
muy dramática y casi épica, pero sobre la supervivencia. No quería hacer una
película sobre la supervivencia sino sobre la realidad, sobre la muerte. Ya que
la supervivencia es una mentira, era la excepción. Y pensaba que no hacía falta
hablar de grupos, de hechos, sino que hacía falta hablar del ser humano en un
campo de concentración: ¿Qué es lo que en realidad veía? ¿Qué escuchaba? ¿De A
a B qué sabía de A? ¿Y de B? ¿Y había un C? Tenemos todos esta visión de los
campos desde el punto de vista de los guardias, pero nadie en los campos tenía
este punto de vista, había tantos como individuos, visiones estrechas,
obstruidas, frustrantes".
LA PELÍCULA
Nemes
no busca todas las miradas, sino una, la de Saul Ausländer. Es un judío que
integra los Sonderkommando, o sea, un colaborador de los nazis ubicado en uno
de los puntos más sensibles de los campos de concentración. Saul acompaña a los
presos cuando bajan del tren, mira como se desvisten para ducharse, un baño que
es seguido por el ingreso a las cámaras de gas, y después lleva los restos
humanos al crematorio y termina lanzando las cenizas al río.
Ese
terrible ritual se interrumpe solamente cuando un niño aparece delante de Saul
y este quiere darle un entierro digno, incluyendo la participación de un
rabino.
Al
ir descubriendo esa historia, el director concentra su cámara sobre el
personaje central como si no quisiera distraerse con todo lo que está alrededor
de éste. Que abunden los primeros planos no es ninguna casualidad. El
espectador ya sabe qué significan esos enormes montones de cenizas que se tiran
a paladas al río. Nemes prefiere que ese espectador se concentre sobre el accionar
de una pieza clave en esa cadena de muertes masivas y es así que consigue esa
mirada tan personal, potente y conmovedora.
El
resultado es tan contundente que será
muy difícil de olvidar para quien la vea. Porque no es solamente una película
sobre el horror y punto, sino un acto de iluminación sobre los mecanismos que
llevan a un individuo (a muchos individuos) a participar en la masacre de sus
iguales casi como si se tratara de un acto burocrático, el cumplimiento de una
orden cualquiera. El Adolf Eichmann que Anna Harendt describiera en "La
banalidad del mal" no está demasiado lejos de este Saul de las
Sonderkommando.
Título original: Saul Fia / Origen: Hungría - 2015 / Dirección: László Nemes / Guión: László Nemes y Clara Royer / Producción: Gábor Rajna, Gábor Sipos y Krisztina Pintér / Producción ejecutiva: Judit Stalter / Producción asociada: Robert Vamos / Actores principales: Géza Röhrig (Saul Ausländer), Levente Molnár (Abraham Warszawski), Urs Rechn (Oberkapo Biederman), Todd Charmont (Bearded Prisoner), Jerzy Walczak (Rabbi Frankel), Gergö Farkas (Hijo de Saúl), Balázs Farkas (Hijo de Saúl), Sándor Zsótér (Dr. Miklos Nyiszli), Marcin Czarnik (Feigenbaum), Levente Orbán (Prisionero Ruso), Kamil Dobrowolski (Mietek), Uwe Lauer (Oberscharführer Voss), Christian Harting (Oberscharführer Busch), Attila Fritz (Yankl), Mihály Kormos (Schlojme), Márton Ágh (Apikoyres), Amitai Kedar (Hirsch), István Pion (Katz), Juli Jakab (Ella), Tamás Polgár (Landesman), Rozi Székely (Mujer Kapo), Erno Fekete (SS Doctor) y László Somorjai (Rabbi Anciano) / Fotografía: Mátyás Erdély / Edición: Matthieu Taponier / Música: László Melis / Género: Drama-Thriller / Duración: 107 minutos.